Clasificación en 53 tramos Cami Ronda de Norte a Sur:
Garraf.
Girona
El tramo del GR-92 que une Blanes y Portbou. Caminar a tu ritmo los más de 200 km junto al mar, en diferentes etapas a tu ritmo. Descubrir un sinfín de paisajes increíbles, y alojarte en pueblos emblemáticos de la Costa Brava.
Lugares peculiares, playas, calas y acantilados de vértigo, rincones salvajes, caminos rodeados de vegetación, pueblos con encanto.
De Blanes a Tossa de Mar
Los cerca de 21 km que separan Blanes de Tossa de Mar son un constante ascenso y descenso, típico de los caminos de ronda. Si ves que se te puede hacer largo, siempre puedes dividir la etapa en dos tramos: de Blanes a Lloret de Mar, y de Lloret de Mar a Tossa de Mar.
A tu paso irán apareciendo lugares de gran belleza, de gran interés paisajístico e histórico, empezando por el castillo de Sant Joan, que preside la bahía de Blanes. Encontrarás atalayas con vistas de postal, en el santuario de Santa Cristina de Lloret de Mar, en la punta de En Rosaris (mirador y escultura de la Mujer marinera), en la punta de Es Cards y en muchos otros puntos del recorrido desde donde verás las olas rompiendo en los acantilados.
Alternarás tramos vertiginosos a orillas del mar, escaleras de piedra, pequeños senderos, bosques mediterráneos, calas y pequeñas playas. Y a la llegada te espera una de las imágenes más bonitas del día, con la cala de Es Codolar resguardada por las murallas y las torres de la Vila Vella de Tossa de Mar.

De Sant Feliu de Guíxols a Palamós
Los 17 km entre Sant Feliu de Guíxols y Palamós tienen de todo. En el primer tramo que bordea la costa pasarás por las primeras calas de la jornada, como la cala del Molí y la cala Maset, así como la playa de Sant Pol. Más adelante, al llegar a S’Agaró, el camino te sitúa en un paseo novecentista proyectado por el arquitecto Rafel Masó en 1916.
Las singularidades de la ruta no terminan aquí. El recorrido envuelve la desembocadura del río Riudaura, llega al paseo marítimo de Platja d’Aro y zigzaguea entre acantilados, pequeñas calas y playas de arena gruesa yendo hacia Sant Antoni de Calonge. Puro camino de ronda, con escaleras arriba y abajo, y vistas de gran belleza. Los últimos kilómetros te permiten relajar un poco las piernas y descansar finalmente en la playa de Palamós. Si te quedan fuerzas, puedes coronar la jornada con una visita al Museo de la Pesca.
De Palamós a Calella de Palafrugell
Ya te hemos anunciado que los caminos de ronda de la Costa Brava te reservan muchas sorpresas. En el tramo que conduce desde Palamós a Calella de Palafrugell tienes un buen ejemplo de ellas. Verás algunas de las mejores postales del Mediterráneo, algunas desde la cima del cabo Gros y desde el cabo Roig, dos pequeños esfuerzos que te proporcionarán enormes recompensas.
A tu paso encontrarás pequeñas maravillas como las ruinas del castillo de Sant Esteve en la playa de la Fosca y pequeños núcleos de barracas de pescadores que datan del siglo xvi. Son muchos los tramos salvajes, donde el camino salva como puede el paisaje abrupto y desciende hasta pequeñas calas paradisíacas escondidas entre acantilados, o en playas salvajes como la del Castell, en S’Alguer.
En total, son unos 11 km que se pueden realizar en unas tres horas, aunque es imposible no detenerse constantemente a disfrutar del espectáculo de la naturaleza, o prolongar el paseo visitando Calella de Palafrugell y disfrutando de su ambiente marinero.

De Calella de Palafrugell a Tamariu
El camino de ronda que conecta Calella de Palafrugell con Tamariu puede parecer corto sobre el papel. Son aproximadamente 7 km con un desnivel asequible. Por ello, es perfecto para tener tiempo de margen y disfrutar de sitios como el faro de Sant Sebastià, un mirador a 170 m sobre el nivel del mar y con una de las vistas más fascinantes de la Costa Brava. Además del icónico faro construido en el siglo xix, encontrarás una ermita del siglo xviii, una torre de vigilancia del xv y un yacimiento ibérico del siglo vi a. C. Como podrás imaginar, un lugar con tanta historia no merece ser solo un lugar de paso.
El descenso del acantilado continúa por un entorno boscoso y rural. Por momentos, los pinares roban el protagonismo al mar. Pero las aguas de color turquesa acaban volviendo a escena y, si las temperaturas lo permiten, podrás darte un baño en la cala Pedrosa, en la playa de Els Lliris o en alguna de las numerosas calas junto a Tamariu, una tranquila localidad llena de rincones con encanto.

De Cadaqués al Cap de Creus
Daremos por supuesto que ya has paseado por el pueblo de Cadaqués y te has enamorado de su bahía. Centrémonos ahora en el camino de ronda que te llevará hasta el faro del Cap de Creus, en el extremo más oriental de la península ibérica, donde mueren los Pirineos.
El camino de ronda está indicado con marcas rojas y verdes (abandonamos esta vez el GR-92) y se adentra en terrenos ásperos y pedregosos que se pueden recorrer con un buen calzado sin ningún problema. A tu derecha, si vas en dirección norte, aparecerán muchas pequeñas calas. No dudes en desviarte del camino para descubrir alguna de ellas y darte un baño, si puedes.
El ascenso al faro puede ser el punto final de la ruta. O puedes añadir una dosis extra de paisajes increíbles. Un desvío en el camino te conduce hacia la maravilla geológica del paraje de Tudela, una de las joyas del Parque Natural del Cap de Creus, conocido por las formaciones rocosas inverosímiles que inspiraron a Salvador Dalí en obras como El gran masturbador.

De Llançà a Colera
Acabamos con una propuesta fácil que te dejará tiempo suficiente para disfrutar de un baño en alguna de las calas o playas de este tramo. Te esperan cerca de 7 km de tranquilidad, de paisaje poco conocido y de suave desnivel, que une dos pequeñas poblaciones del Empordà: Llançà y Colera.
El camino de ronda pasa por diferentes playas de distinta extensión. Algunas, muy espaciosas y bien equipadas, son ideales para familias, y otras son más recónditas y salvajes. Tampoco faltan pequeñas calas idílicas entre pequeños acantilados, a los que podrás acceder desviándote por variantes del itinerario principal. La lista de lugares donde bañarte es larga: playa de Grifeu, playa del Cros, playa de Canyelles, playa de Garbet… y muchas más. Echa un vistazo sobre el mapa y verás que en cualquier momento de la ruta podrás remojarte si el cuerpo te lo pide.
> Un recorrido completo de Blanes a Portbou
Sherry Ott, escritora y fotógrafa de viajes, recoge en su libro Hiking the Costa Brava. Coastal Paths sus consejos y experiencias recorriendo el litoral gerundense.
Fotos Garraf Port Ginesta
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Les Casetes |
Dos edificios emblemáticos habremos visto cientos de veces transitando por la carretera nacional C-31 las costas de Garraf, el Torreón de Garraf y el Celler Güell, esta carretera que ya de por si es un encanto en si misma, pues bordea el macizo en su resurgir desde el mar, un acantilado lleno de curvas, con la vista del Mediterráneo permanentemente, o con el tren atravesando y saliendo de la montaña, en ese trayecto hay encajonado un pequeño núcleo urbano de casitas blancas que se integran en la montaña.
Castellet de Garraf |
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Iglesia Sta María |
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Unifamiliar |
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Garraf Desde mirador C31 |
Garraf
Pocos sitios pequeños tienen tanto, núcleo urbano de 335 habitantes, es una parte de Sitges con 43,85 km² de la comarca de Garraf, emplazado a 10 m del nivel del mar y forma parte del bellísimo balcón del Macizo. Junto a la actual playa de Garraf, limitada por la punta de Los Corrales, se conformó a finales del siglo XIX, lo que fue un primitivo núcleo de pescadores con el asentamiento de unas primeras familias establecidas de manera continua hasta convertirse, a principios del 1920, en un cautivador rincón de baño y de veraneo, con unas cuantas casetas de playa y una modesta área portuaria que debía permitir el transporte de mercancías de la Pedrera de la Falconera, a propósito de la iniciativa empresarial de Eusebio Güell. La rentable explotación de las canteras conllevó la construcción de una estación de ferrocarril, con el consecuente incremento de la población en esta zona, cerca del mar. Poco a poco se fue urbanizando el barrio de la estación, cerca de la iglesia dedicada a Santa María, con la construcción de varias casas unifamiliares y un colegio.
En la parte inferior en el mar, con los años, las inclemencias del tiempo castigaron los enclaves costeros (puerto y playa) y se contempló la iniciativa de construir un pequeño puerto deportivo que se inauguró hace 20 años y de devolver la vida a la playa, aprovechando la coyuntura de disponer de una estación de ferrocarril. Sin embargo, al igual que el topónimo Garraf -que da nombre al macizo ya la comarca- con largos siglos de historia, constituyó todo un dominio para la consolidación del antiguo priorato, un significado establecimiento monástico que perduró hasta en el siglo XIV, que abarcaba el mar comprendido entre la Falconera y la Cova Fumada, y en el interior (Poniente) las sierras de Aladern y de Parets. Más allá, sobre una colina, se vislumbran los restos de un castillo, (Castellet de Garraf) mientras más hacia el norte se mantiene un torreón de vigilancia del siglo XV (Torre de Garraf).
Dispone así de castillo, torreón medieval, RENFE, puerto deportivo y una playa conocida por sus antiguas casetas de baño, pintorescas barracas pintadas en verde oliva y blanco:
Puerto deportivo al fondo |
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Puerto |
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Tunel tren |
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Falconera |
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Falconera desde dentro |
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Puerto deportivo vista aérea |
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Torre de Garraf |
Tunel acceso a la C-31 |
Bocana |
Les Casetes |
Les Casetes
La playa, un precioso dibujo de una cala entre montañas, invitación a descubrir un rincón cautivador, con una personalidad propia, dada su ubicación casi aislado de todo, una sorprendente hilera de treinta y tres encantadoras casetas de baño, unas viejas cabañas de madera cuidadosamente conservadas y reforzadas con obra para soportar los temporales, te regalan una colorista estampa marinera además de una placidez capaz de transportarte a décadas bien lejanas, tal vez a los "Felices años 20". Sin embargo, la fachada posterior de este conjunto, también admirable en elementos constructivos, da a un amplio vial por el que te encaminas hacia arriba del pueblo.
Hay diversas versiones sobre el origen de estas populares casetas, que se fueron acumulando, una al lado de la otra, casi espontáneamente a comienzos del siglo XX, ya sea como trastero para que los pescadores guardaran sus utensilios de pesca o bien como refugio para los bañistas que huían del sol o que querían intimidad. En la actualidad, existen más de una treintena de casetas y están tan arraigadas a esta parte de la costa del Garraf que están declaradas de interés turístico.
Torreón de Garraf
Se trata de un elemento defensivo de la antigua cuadra de Garraf, se encuentra frente al mar, junto al Celler Güell. Torre de defensa cilíndrica de base circular con matacán y aspilleras. El acceso al interior se hace desde la primera planta de la masía, con la que se comunica por un puente. Historia Cabe destacar la intervención realizada por el arquitecto Francesc Berenguer, discípulo de Gaudí, a finales del siglo XIX , cuando la finca fue adquirida por Eusebi Güell. En este momento la torre presentaba un deficiente estado de conservación, ya que a inicios del siglo XIX había sido parcialmente destruida por una ataque de las tropas inglesas.
Celler Güell
Las Bodegas Güell (Celler Güell) es un conjunto arquitectónico compuesto por unas bodegas y edificios anexos, obra del arquitecto modernista Antoni Gaudí. Fueron construidas entre 1895 y 1901, bajo la dirección de Francesc Berenguer, ayudante de Gaudí. Esta obra pertenece al período neogótico de Gaudí (1888-1898), etapa en que el arquitecto se inspiró sobre todo en el arte gótico medieval, el cual asume de forma libre, personal, intentando mejorar sus soluciones estructurales. En sus obras elimina la necesidad de contrafuertes mediante el empleo de superficies regladas, y suprime cresterías y calados excesivos. Gaudí recibió el encargo para esta obra en 1882 de parte de su gran mecenas, Eusebi Güell en unos terrenos de 825 hectáreas. adquiridos en 1874, en una finca denominada La Cuadra, donde anteriormente había una masía. El terreno tenía viñedos y una cantera de piedra caliza.
Pabellón de portería. El encargo de Güell consistía en unas bodegas y unos pabellones de caza, pero estos últimos no llegaron a construirse. Las bodegas finalmente se construyeron entre 1895 y 1901, bajo la dirección de Francesc Berenguer, colaborador de Gaudí Las bodegas tienen planta rectangular y un perfil frontal piramidal, con cubiertas de gran verticalidad con pronunciadas pendientes de losas de piedra, rematadas por un juego de chimeneas y dos puentes que la unen al antiguo edificio. El cuerpo del edificio tiene 28,80 metros de longitud y 14,40 m de altura. Tiene cinco plantas: dos subterráneas para cava y contracava, la baja para cochera y el servicio, la primera para la vivienda y la superior, que alberga un porche-mirador tipo logia que da al mar y una capilla cubierta con bóveda catenaria, con el altar en el centro. Debido a la estrechez de los pisos superiores Gaudí diseñó unos pasillos laterales que sobresalen del cuerpo principal del edificio; uno de estos saledizos tiene la forma de un matacán de inspiración militar, sostenido por ménsulas. El edificio está rematado por un campanario coronado con una cruz metálica y unas chimeneas de aspecto oriental. En uno de los ángulos superiores se halla un anagrama que forma las iniciales de Eusebi Güell. La construcción se realizó con la piedra caliza del terreno, por lo que el conjunto queda plenamente integrado en el entorno, algo que solía respetar Gaudí en la mayoría de sus construcciones. En los muros empleó mampostería de corte irregular, mientras que en los ángulos y salientes utilizó sillares tallados regularmente. El conjunto se completa con un pabellón de portería, donde destaca la puerta de forja, con forma de red de pesca. El conde Güell producía en Garraf un vino denominado de las Bodegas Güell, que se servía en los barcos de la Compañía Trasatlántica y se exportaba a Cuba; al no tener mucho éxito, en 1936 dejó de producirse. Actualmente, las Bodegas Güell alojan un restaurante.
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