junio 23, 2024

Puerto de Barcelona


Estatuas humanas


Torres Mapfre y Peix d'Or

Hotel W

Ocupa un impresionante edificio con forma de vela situado junto a la playa de la Barceloneta, presenta un diseño espectacular y goza de vistas fantásticas a Barcelona. Cuenta con spa, piscina de borde infinito, bar en la azotea y habitaciones de lujo. Las habitaciones del W Hotel tienen un impactante diseño vanguardista y vistas al mar Mediterráneo o a la ciudad. Todas disponen de chaise longue, TV de pantalla plana, soporte para iPod y ducha de efecto lluvia. El W cuenta con un elegante restaurante gourmet, FIRE. Se puede disfrutar de un cóctel con vistas panorámicas sobre la ciudad y el mar en el bar de la azotea NOXE, situado en la planta 26. El W Lounge también prepara cócteles. El restaurante SALT Beach Club & Restaurant propone un menú innovador de hamburguesas acompañadas por cócteles especialmente diseñados para disfrutar de una experiencia gastronómica única junto a la playa. En el establecimiento hay 2 piscinas, la SUN Deck y la WET Deck, rodeadas por una terraza con tumbonas. Además, el hotel tiene acceso directo a la playa. Las instalaciones del spa W incluyen bañera de hidromasaje, sauna y baño de vapor. En 2018 se inauguró una nueva zona de relajación llamada GETAWAY. Los huéspedes pueden disfrutar de una amplia selección de tratamientos de belleza y relajación. El W se halla a 20 minutos a pie de la estación de metro de Barceloneta. Hay varios autobuses que paran frente al Cara de Barcelona, Roy Lichtenstein ··· Llamativa tanto por sus colores como por su tamaño, la escultura de la Cara de Barcelona no pasa desapercibida. Todo el mundo tiene una opinión sobre esta pieza que desde la época olímpica decora un extremo del Port Vell de Barcelona, mezclándose con el pasado portuario y el presente de una de las zonas de ocio de la ciudad. A principios de los años 90, Barcelona experimentaba una transformación que tenía como objetivo la modernización de las infraestructuras de la ciudad pero también la recuperación de muchas zonas entonces degradadas. El Port Vell sufrió una remodelación total y con ella aparecían nuevas obras de arte que lo embellecían. Una de las cartas de presentación de los Juegos Olímpicos es esta pieza del artista gráfico y escultor norteamericano Roy Lichtenstein, que llevó a cabo Diego Delgado entre los años 1991 y 1992. Imponente, la escultura se levanta hasta a 15 metros de altura en el Paseo Colom, muy cerca del edificio de Correos, dibujando su perfil característico contra el azul del cielo de Barcelona. Desde muchos puntos de vista, deja ver un rostro o una cabeza que nace desde un trasfondo de puntos rojos en relieve. La forma del monumento parece surgir de bruscas pinceladas coloridas y libres. De hecho, forma parte de la serie de Lichtenstein titulada Brushstrokes (Pinceladas). Enmarcado en la corriente artístico del Pop Art e influenciado por la estética del mundo del cómic, el monumento es un homenaje a la ciudad que iba a acoger los Juegos de 1992 y a su arquitecto más famoso: Antoni Gaudí. Evidentemente, la cobertura de la obra con mosaico hace clara referencia a la estética gaudiniana. 

Miraestels 

Obra de Robert Llimós en homenaje al poeta Joan Brossa, basado en el muñeco saltamartí (tentetieso) muñeco que lleva un peso en la base y que al desviarse de su posición inicial vertical, se vuele a poner derecho fibra de vidrio y resina de poliester 3,5 metros de altura Hoy nos vamos a Barcelona y, para ser más concretos, a su puerto para adentrarnos en la zona del Maremagnum, la parte más transitada de este espacio de ocio habilitado para turistas y paseantes de este gran puerto del Mediterráneo. Nos fijaremos en unas esculturas marinas que se encuentran flotando en sus aguas y que observan el cielo. Hoy visitamos los Miraestels.

Un paseo por esta zona del puerto nos puede traer muchas sorpresas. Además del Maremagnum (una zona de ocio) también podemos contemplar el Monumento a Colón, el World Trade Center, la Torre del Reloj, el teleférico o, simplemente, las golondrinas que van y vienen cargadas de pasajeros. Es de este modo que el puerto tiene otros componentes y alicientes que lo enriquecen en gran medida. Y hoy dedicaremos nuestro artículo a estas dos esculturas acuáticas instaladas a modo de boyas técnicas en el interior del puerto. En ellas una figura humana de 3,55 metros de altura y de color blanco, se encuentra situada sobre una plataforma semiesférica que hace de boya flotante. Se balancea sobre el mar al ritmo de las olas como si de un tentetieso se tratara. imagec2 Y allí, sentados en uno de los bancos ubicados sobre la Rambla de Mar, la estructura que incorpora la pasarela que cruza hasta el Maremagnum, observamos el vaivén marino de estas esculturas. Golondrinas (barcos turísticos) transitan junto a ellas y el volar de diferentes tipos de gaviotas acaba por entretenernos en un paisaje marítimo singular, entretenido y lleno de distracciones diversas. La belleza de estas obras de arte estriba en las circunstancias de su posición sobre el mar, en su color blanco que contrasta con todo el cromatismo acuático que la envuelve y en la posición que adopta la figura, con sus dos piernas separadas y sus dos brazos pegados a la espalda. Una de ellas presenta una estrella en sus manos. Pero lo que le denota ese estado animoso es su cabeza alta y erguida, toda ella observando con sumo interés el cielo. Este detalle de observador celeste es el que le confiere el nombre de “miraestrellas” o miraestels (en catalán). Además, para los más observadores podréis ver en su cara dos clavos (finos como alfileres) que evitan que las gaviotas se posen en su faz. Y es que la inspiración del pintor y escultor Rober Llimós, el autor de la obra, le proviene del poema El Saltamartí de Joan Brossa. Y es que un “saltamartí” en catalán es, precisamente, un tentempié. Es toda una simbiosis compositiva entre el arte escultórico y la cultura literaria. 

Estación Francia 


Punto de partida de los trenes de larga distancia que se dirigen a Francia, y de algunos trenes regionales que provienen del sur y del este de Cataluña, se empezó a construir en 1926 y entró en servicio en 1929 con motivo de la Exposición Universal de ese año, sustituyendo a la estación de Granollers o Barcelona Término, construida el 1854. El aspecto de sus bóvedas gigantes es bastante espectacular. La estructura de la estación fue proyectada por el vasco Pedro Muguruza y el ingeniero Andreu Muntaner, de la cubierta de los andenes se encargó Pelagi Martínez, fue Alfonso XIII quien inauguró la estación justo para la Exposición del 1929, que llenó Barcelona de nuevas construcciones y proyectos arquitectónicos y la hizo despegar definitivamente como una de las capitales españolas más importantes. Esta línea uniría por primera vez Barcelona con Francia. La Estación y los buhos El conjunto de la Estación de Francia está formado por dos partes: las naves, que se extienden sobre las doce vías y siete andenes como una marquesina metálica y curvada de 29 metros de alto y 195 metros de largo, claro ejemplo de la arquitectura de hierro, que le confiere luz y espacio a aquello que cubre; y el vestíbulo, un espacio de estilo novecentista diseñado por Duran i Reynals, elegante y coronado por un enorme reloj que indica la hora para que nadie pierda su tren. En este último espacio se utilizaron materiales lujosos como el mármol y el bronce, que le da a la entrada del recinto un aspecto antiguo que no poseen otras estaciones más modernas. Hay que fijarse en las estatuas de búhos colocados estratégicamente en algunos puntos exteriores e interiores del recinto. Su utilidad no vas más allá que asustar a las palomas que se posan en los puntos más altos de la estación, pero también son pequeñas estatuas de gran belleza. 

Fuente modernista

Esta fuente concretamente está situada al lado de la Estación de Francia, la Serie Barcelona encarna el modelo de fuente más habitual en nuestras calles. Se comercializa con diferentes nombres relacionados con la ciudad y se ha convertido en un icono urbano. El modelo figura todavía en el catálogo de su fabricante, Benito Urban de Manlleu, con el nombre de Barcino. En Barcelona hay una fuente por cada millar de personas, cada ciudad posee un modelo que singulariza el paisaje urbano, en Barcelona, la fuente más característica y habitual es la perteneciente a la Serie Barcelona, comercializada por varios fabricantes con nombres diferentes, pero siempre relacionados con la ciudad: Barcino, Condal y Barcelona son algunas de las denominaciones usadas por las fundiciones que aún la tienen en catálogo con pequeñas variantes y elementos distintivos. Se trata también de un modelo de hierro fundido que se monta sobre una base de hierro u hormigón en la que se apoya la reja del desagüe y la columna con el grifo. La producción es seriada, a base de módulos y piezas independientes que se montan en el taller. El conjunto completo pesa unos 250 kg. Su característica principal –acaso la que le ha permitido sobrevivir en una ciudad que durante años se consideró la capital del diseño, con un espacio público hoy totalmente modernizado– es la robustez y la capacidad de incorporar, sin modificaciones, diferentes grifos con mecanismos de ahorro de agua. Es un modelo muy popular que se ha convertido en un icono urbano; prácticamente la mitad de las fuentes públicas de nuestras calles pertenecen a esta serie. 

Baluard de Migdia 


Situada al lado izquierdo de la estación Francia. Difícil es remover un metro cuadrado de tierra a no demasiada profundidad o meter una excavadora en buena parte de Ciutat Vella sin que afloren vestigios de la antigua ciudad. Eso es lo que ocurrió hace 10 años cuando empezaron a mover tierras para la construcción de una promoción de viviendas en un gran solar de 18.000 metros cuadrados que había ocupado la estación de Cercanías de Renfe. Cuando la máquinas entraron descubrieron un importante conjunto de restos arqueológicos, de diferentes etapas, desde material de cerámica y ánforas del siglo III hasta una considerable sección de 60 metros del Baluard de Migdia a diferentes estructuras ferroviarias del siglo XIX. A la espera de que acaben las obras, el Ayuntamiento exhibió ayer un primer tramo de esa Baluard ya rehabilitado. El proyecto urbanístico se paralizó y se modificó para proteger los restos arqueológicos. Los trabajos aún no han concluido pero que ya permiten una visualización parcial de lo que se encontró: un importante tramo del Baluard de Migdia y de la muralla, ambos del siglo XVI; la contraescarpa, de principios del XVIII y parte de la sección de dos canales: uno de ellos respondería a una canalización auxiliar del Rec Comtal y la segunda —no identificada— que cruza la superficie del foso que se ha abierto con las excavaciones. Parte de esa trama de la antigua Barcelona se halló, también, en un solar cercano que solo está separado por las vías: entre la estación de Francia y el paseo de la Circumval·lació, donde está previsto que —algún día— se construya la Biblioteca Provincial. 

Torre Madrenostrum 


Rascacielos finalizado en 2005, con 20 plantas y una altura de 86 metros, diseño innovador y distintivo porque en el fondo es la suma de una torre y un edificio transversal, dos bloques que dialogan y utilizan un mismo lenguaje, en un único edificio. Es la sede de la compañía Gas Natural, uno de los mejores ejemplos de arquitectura con tecnología punta en la ciudad.

Peix d'Or 

Playa Nova Icaría y esculturas dentro del puerto como Peix d'or (Pez de oro) de Frank Gehry 

Otros recorridos fascinantes por la zona:


La Maquinista Terrestre y Marítima (MTM) 


Fue una empresa metalúrgica española radicada en Barcelona. Desde 1989 está integrada en la multinacional francesa de material ferroviario Alstom. Historia Fue fundada en Barcelona el 14 de septiembre de 1855, como resultado de la fusión entre los talleres de Valentín Esparó Giralt (Valentín Esparó y Consocios, adquirida a la compañía Bonaplata en 1839) y la Sociedad La Barcelonesa (Tous, Ascacíbar y Compañía), fundada en 1838 por Nicolás Tous Mirapeix y Celedonio Ascacíbar. En sus inicios estaba dedicada a la construcción de todo tipo de maquinaría pesada. Los principales accionistas fueron, además de los propietarios nombrados, Ramón Bonaplata, Josep M.Serra, Juan Güell Ferrer, José Antonio de Mendiguren y Nicolau Tous Soler. Sus primeros talleres se construyen en el barrio barcelonés de La Barceloneta, en 1861, con una superficie total de 17.500 m². Contaban con 1.200 trabajadores. En 1917 construye su segunda fábrica, entre los barrios barceloneses de San Andrés de Palomar y El Buen Pastor, con una extensión de más de 100.000 m², alcanzando una plantilla de 3.000 trabajadores. Hacia 1965, los talleres de La Barceloneta fueron desmantelados y se mantuvieron como almacén de productos que, aunque finalizados, no van a ser vendidos hasta más adelante. Hacia 1993, los talleres de San Andrés de Palomar fueron desmantelados por completo y se trasladaron a unos talleres construidos entre los municipios de Santa Perpetua de Moguda y Mollet del Vallés. En esa época también se fusionaba con la veterana MACOSA. En 1989 fue adquirida por la multinacional francesa Alstom. Fábrica del Sol La Fàbrica del Sol és a l'edifici de les antigues oficines de la Sociedad Catalana para el Alumbrado por Gas. Va ser rehabilitada per ser un edifici demostratiu en la generació d’energies renovables, l’estalvi d’aigua, la conservació de la biodiversitat i una mobilitat més sostenible, ja que té el certificat Amic de la Bici. La planta baixa acull el Servei de Documentació d'Educació Ambiental (SDEA), un centre de documentació especialitzat en informació i recursos d’educació ambiental adreçat a persones i institucions interessades en l’educació per la sostenibilitat, principalment en l’àmbit urbà; i l'Ateneu de Fabricació, un espai públic i obert a tothom, dedicat a la sostenibilitat i enmarcad en la estràtegia de l'economia circular i Residu Zero de la ciutat, on pots experimentar en el món de la fabricació digital.

Cara de Barcelona, Roy Lichtenstein

Llamativa tanto por sus colores como por su tamaño, la escultura de la Cara de Barcelona no pasa desapercibida. Todo el mundo tiene una opinión sobre esta pieza que desde la época olímpica decora un extremo del Port Vell de Barcelona, mezclándose con el pasado portuario y el presente de una de las zonas de ocio de la ciudad.

A principios de los años 90, Barcelona experimentaba una transformación que tenía como objetivo la modernización de las infraestructuras de la ciudad pero también la recuperación de muchas zonas entonces degradadas. El Port Vell sufrió una remodelación total y con ella aparecían nuevas obras de arte que lo embellecían. Una de las cartas de presentación de los Juegos Olímpicos es esta pieza del artista gráfico y escultor norteamericano Roy Lichtenstein, que llevó a cabo Diego Delgado entre los años 1991 y 1992. Imponente, la escultura se levanta hasta a 15 metros de altura en el Paseo Colom, muy cerca del edificio de Correos, dibujando su perfil característico contra el azul del cielo de Barcelona.

Desde muchos puntos de vista, deja ver un rostro o una cabeza que nace desde un trasfondo de puntos rojos en relieve. La forma del monumento parece surgir de bruscas pinceladas coloridas y libres. De hecho, forma parte de la serie de Lichtenstein titulada Brushstrokes (Pinceladas). Enmarcado en la corriente artístico del Pop Art e influenciado por la estética del mundo del cómic, el monumento es un homenaje a la ciudad que iba a acoger los Juegos de 1992 y a su arquitecto más famoso: Antoni Gaudí. Evidentemente, la cobertura de la obra con mosaico hace clara referencia a la estética gaudiniana.




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Esta propuesta de recorrido visual tiene el aliciente de poder ver las emocionantes escenas protagonizadas por las competiciones entre lo...